La nacionalización de las minas de los tres principales grupos empresariales mineros (Patiño, Hochschild y Aramayo) constituyó la primera reforma económica del MNR y desató una serie de contradicciones internas y externas alrededor de la Revolución del 52. En el plano interno, el MNR había estado tratando de incrementar el control del Estado sobre la minería desde el gobierno de Villarroel, con el control de divisas. Sin embargo, en 1952, Paz Estenssoro no estaba comprometido con una nacionalización. Por tanto, las primeras medidas del MNR en el sector minero fueron la creación de un monopolio de exportación a través del Banco Minero y la obligatoriedad de entrega del cien por ciento de divisas al Banco Central. Fue más bien el movimiento obrero, a través de la FSTMB, que demandaba la nacionalización. En el plano externo, Paz Estenssoro era renuente a la nacionalización por el mensaje que esta acción enviaría a los Estados Unidos sobre la orientación ideológica del partido. Además, la nacionalización traía consigo.
Paz Estenssoro conformó una Comisión de Nacionalización de la Minas que deliberó por cinco meses y concluyó que se nacionalicen las minas con compensación en octubre de 1952. El 31 de octubre, en siglo XX, Catavi, Paz Estenssoro, junto con su Ministro de Minas, Juan Lechin Oquendo, firmaron el decreto de nacionalización traspasando los bienes de las 163 minas distribuidas en 78 compañías mineras de Patiño, Hochschild y Aramayo a la recientemente creada Corporación Minera de Bolivia. La nacionalización de las minas fue vista como la «independencia económica» de Bolivia.